lunes, 26 de agosto de 2013

Cooking Taichi

Estilo: Chino
Sabor: 8
Ambiente: 7
Servicio: 8
Precios fuertes: $20.000 - $50.000
Dirección: Cr 14 # 93 - 14

Con un artículo muy atractivo de promoción del periódico en donde hacían énfasis en lo gourmet del sitio surgió la curiosidad de probar este sitio, basados en la carencia de restaurantes de nivel chinos en Bogotá. Ubicado detrás del centro 93 en el costado sur, este restaurante remodeló una antigua casa inmensa esquinera. La decoración del sitio muy desordenada, con algunos detalles que no cuadran y hacen pensar que el sitio aún está en proceso de adecuación. Unos sofás a la entrada en cuero algo anticuados, una fuente, entre otros, son elementos sin armonía. Las mesas muy sencillas y las sillas de hace 30 años en madera oscura lacada. Algunos techos de la terraza mal pintados y unos bambús artificiales que se ven bastante falsos. Las meseras queridas pero inexpertas y algo quedadas y confundidas por la cantidad de comensales. Al sentarnos nos llevan unas verduras encurtidas y unos trozos de masa de wonton tipo tostacos. Los sabores no me gustaron mucho, algo burdos y fuertes. Los cortes de las verduras podrían ser más finos. Los trozos de wonton, con un condimento tipo comino que me recordaba esos snacks tipo trocipollos o algo por el estilo. Los tes fríos que pedimos llegaron con distintos niveles de frozen y con una rodaja de limón mal cortada de decoración. Para empezar picamos unas empanaditas tipo gyozas de cerdo y verduras al vapor y asadas. Estaban bien, más no espectaculares, acompañadas de soya. Les faltó dorar un poco. La masa se sentía un poco harinosa o chiclosa. De fuertes pedimos un plato de verduras, un arroz con res y cerdo y unos trozos de cerdo agridulce con piña. Las verduras un poco carentes de sabor, monótonas y apenas bañadas un poco con soya. El sabor del arroz tampoco me impactó. El cerdo agridulce fue lo mejor; el apanado estaba crocante y la salsa agradable. Todos los platos son decorados con una rosa de zanahoria. El resto de la carta es muy extensa como la mayoría de restaurantes chinos. Obviamente los platos son los de mayor conocimiento en occidente. Es interesante que encontramos el pato dentro de sus opciones. También llama la atención que tienen unos platos que se elaboran en una especie de woks eléctricos muy típicos en la china, donde los comensales van cocinando sus propias carnes o vegetales, tipo fondue. La host es china, al igual que sus cocineros y el dueño; seguramente tienen la sazón china, a mi parecer, los platos deberían ser más gourmet y los sabores no me convencen del todo. Pedí en algún momento ají, aunque era tipo chino, como en puré con las semillas, estaba muy salado y carente de el ácido de las salsas de ají. Extrañe que no me ofrecieran la alternativa de comer con palillos. Los precios entre moderados y altos. las porciones razonables. Sería interesante ver presentaciones diferentes o algunas fusiones cuidadosas. Siendo así es un restaurante tradicional chino apto para el paladar occidental. No me pareció un sitio memorable, comible pero esperaba más después de la publicidad que le hicieron. El nombre del sitio no me parece que vaya acorde a un restaurante, es más para una academia de artes marciales, al igual que su logo. Nota de actualización agosto 2014: Una nueva visita y una sorpresiva mejora en cuanto a atención y calidad de la comida; quizá la primera vez los cogimos apenas en el estreno. Pedí el típico chow fan mixto de muy buen sabor. La mesera muy atenta y la forma de servir esmerada, bajo el clásico ambiente chino...chino. Actualización 2015: Sigue manteniendo su calidad, y su esencia china original, sin embargo la pasta cocida estaba demasiado cocida (blanda). Precios elevados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario