Estilo: Francés tradicional informal
Sabor: 8.5
Atención: 8.5
Ambiente: 9
Presentación: 8
Precio fuertes: $22000-$45000
Dirección: Cr 7 # 79B-15
A veces, una mano de los medios de comunicación puede impulsar una moda completa y atraer mucha gente a un sitio, lo cual no garantiza que sea bueno realmente. En esta oportunidad, decidimos seguir las recomendaciones radiales para ir a Bandido bistro, un sitio ubicado al final de la calle de los anticuarios sobre la carrera séptima. Su decoración, muy particular, totalmente ecléctica (no encontramos dos sillas iguales en todo el local), un poco retro, algunos colores pasteles en las paredes, nada de platos gigantes modernos cuadrados....los meseros todos uniformados con boinas y delantales de cuero, nos hicieron sentarnos en un lugar en la terraza carpada donde cohabitaban un par de poltronas y un sofá tipo puff antiguo digno de la sala de mi bisabuela. En el centro una mesa bien bajita. Nos pasaron la carta, donde observamos un menú francés totalmente clásico sin ninguna fusión o interpretación moderna de los famosos platos de la gastronomía francesa. Una falla, quiza por la hora de llegada pero no excusa, fue la falta de algunos platos de la carta como el cordero, el salmón y el queso azul de una hamburgesa. El pan que llevan de cortesía estaba bastante fresco pero nos hubiera gustado que estuviera calientico, ya que la temperatura y el clima en la ciudad eran bastante bajas. Un buen detalle es que colocan la botella de aceite de oliva y balsámico en la mesa para que uno le coloque al gusto. Nos recomendaron varias entradas para compartir, lo cual está de moda parece ser, claro que es una estrategia buena para los restaurantes, ya que cobran casi lo de un plato fuerte y la gente termina pidiendo más items. A los pocos minutos llegó una ollita con la primera entrada: unos mejillones en su caldo de cocción con papas a la francesa, luego nos trajeron un pulpo a la parrilla sobre una papa criolla aplastada, un camembert con pera y nueces y el único fuerte, un lomo a la pimienta. No había ningún sabor rebuscado o raro, todo era sencillo pero gustoso, nada estaba duro o pasado; compartimos todos los platos, el camembert perfectamente hubiera podido pasar como postre y para no quedarnos con la duda pedimos un clafoutis, un clásico de la repostería francesa con la consistencia un poco más firme que el creme brulee y con ciruelas en lugar de cerezas como lleva la receta original. En términos generales salimos satisfechos; los tiempos de espera fueron bastante cortos y nos sorprendieron. La atención fue muy cálida a pesar de la razón que dieron para no tener queso azul ("a las niñas les parece muy fuerte") bueno, yo no soy niña!!!. Bandido es un sitio que provoca relajarse y tomarse su tiempo para comer o tomar algo antes o después, sin prisa, sin afanes....apto para slow people. Ahora, bandidos los que nos llevan la cuenta....como se atreven a cobrarnos eso....bueno...no es un sitio precisamente económico.
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