GYROS & KEBAB

Estilo: Medio oriente
Sabor: 8.5
Presentación: 8
Servicio: 7.5 (por la demora)
Ambiente: 9
Rango precios fuertes: $15.000 - $40.000
Dirección: Cr. 13 # 82-28


Un veterano consolidado dentro de la comida de medio oriente con su amplio local en la zona rosa, techos altos, sofás y horno de leña en el fondo, donde elaboran sus propios panes estilo árabe. Su columna vertebral son los gyros (wraps de origen griego) o equivalente a shawarma en medio oriente y los kebab shish iraníes que son las brochetas marinadas a la parrilla, ya que existen otros kebab tipo sandwich de origen persa y el donner con carne cortada de un trompo equivalente a la carne al pastor de los mexicanos. Espero no confundirlos con tantas variaciones y especificaciones. Para empezar nos traen un pan calientico de cortesía con mayonesa de ajo aireada para untar. Bastante buena la combinación, texturas y temperaturas. De entrada un tamalito en hoja de repollo relleno de carne molida y arroz especiado, pequeñito pero delicioso. El gyro de falafel se quedó un poco corto en cuanto a que se sentía demasiado seco y simple; no tenía mal sabor pero le faltaba humedad y más verdura para refrescar un poc; como era de falafel, se sentía muy cargado de harina por el garbanzo y el pan pita. Acompañado con papas chips caseras y labne tipo suero líquido amargoso. El plato mixto árabe estaba bien en general más no espectacular con sus kibbes, indios kebbab y demás. En términos generales la única queja fue la demora en el servicio puesto que el sitio estaba casi vacío por la hora y el pedido de los fuertes tardó media hora en llegar a la mesa. Gyros y kebab tiene una sucursal de comida rápida en la plazoleta del centro comercial Andino, donde vende los platos principales con la misma calidad del restaurante grande e incluso puede salir mejor; a mi criterio es el mejor sitio de comida rápida de la ciudad y si está restringido de presupuesto y tiene prisa, puede ahorrarse un 30% de dinero comiendo igual de bueno, eso si teniendo que aguantar la congestión, mesas metálicas, sillas despedidoras y el ruido infernal que una plazoleta de comidas implica.