martes, 15 de enero de 2013

Gigis

Estilo: Americano
Sabor: 5
Ambiente: 9
Servicio: 9
Precios fuertes: $20.000 - $40.000
Dirección: Cll 118 # 5 - 63

En la misma calle embrujada donde queda Casa Fuego, aparece casi al mismo tiempo Gigis, de los dueños de la Famiglia en la zona G. Un concepto relativamente escaso en Bogotá, un wine market con una carta tipo americana con cortes afrancesados. Fui por recomendación, no por los vinos sino por la comida que es mi fuerte. La vez que mis recomendados fueron, el chef francés salió a la mesa y preguntó como se encontraban los platos; esa vez, se observó un buen nivel en la calidad de los platos. Esta vez fuimos un jueves, usaquén estaba medio vacío, muchos rstaurantes desocupados pero Gigis estaba repleto, lo cual nos causó curiosidad. después entendimos que la razón de dicha congestión son los precios de los vinos, prácticamente a precio de supermercado. prácticamente ninguna mesa tenía comida. Sin saber que el chef no se encontraba en el lugar, notamos algunos problemas que empezaron a preocuparnos. Pedimos una entrada marinera con camarones al ajillo, bolitas de pescado, terrina de palmitos de cangrejo y mejillones cocidos. Todo servido en un plato y cada cosa en una copa. Presentación diferente. Lo mejor fue la terrina, sorprendentemente, tenía buena textura y sabor. Los camarones pálidos y no sabían a ajo. Las bolitas de pescado ni fu ni fa, un poco pasadas de fritura y los mejillones salados. Debido a que soy un fanático de las hamburguesas, decidí experimentar por esos lados. Aquí ocurrió lo peor. Las papas que acompañaban salvaban el plato, muy bien freidas, onduladas y en medialuna, con una costra exterior que recordaba algún polvillo o morona crujiente. La hamburguesa, desastrosa; la carne salada, con fibras, inundada de ajo crudo en su interior, el pan un tanto duro y lo peor, la punta del tomate dentro del pan como aderezo, prácticamente era la cáscara del tomate. En ese momento llamamos al chef y apareció un suplente. Se veía poco experimentado en el mundo de la alta cocina. Se disculpo y eso si quiero resaltar que tuvo humildad, escuchó y aceptó los errores, adicionalmente, tuvo actitud de servicio y no cobró la hamburguesa y nos regalo un postre: un cheese cake de arequipe que estaba sabroso. Lección, si se va el capitán del barco probablemente se hunde.

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