Sabor: 9
Ambiente: 8
Servicio: 9
Precios fuertes: No hay (tapas entre los $11.000 y $28.000)
Dirección: Cll 70A # 10A - 18
Uno de los sitios nuevos más sonados que opera de manera silenciosa y sin mayor anuncio en una casa antigua del sector de Quinta Camacho. Con un logo muy discreto, pasa desapercibido, como si fuera una casa residencial del sector. El nombre del local proviene de los ciclos de la naturaleza, que generalmente tardan nueve periodos (meses o años); estos ciclos se cumplen en el mundo de los vinos.
Al llegar a la puerta, esta siempre se encuentra cerrada y hay que timbrar para que alguien acuda y la abra. A la entrada se observa una exhibición de ropa de moda y subiendo las escaleras cuenta con una tienda de productos gourmet que incluye libros de cocina. De vuelta en el primer piso y pasando la sección de ropa, encontramos algunos sofás , al fondo en forma de "L" algunas mesas largas con bancos altos . Preferimos quedarnos en los sofás hacia la entrada. Se acerca uno de los meseros ofreciendo la carta de bebidas, ya que aclaro, este es un sitio más de tragos, sobre todo de vinos que de comida formal. Por supuesto, mi interés iba más enfocado en la parte culinaria, así que prescindí del alcohol y solicitamos el menú de sólidos. Impresa en una especie de paño - servilleta, El menú se divide en dos partes, tapas y platos pequeños; las tapas van entre los once mil y los veinti ocho mil pesos, mientas que los platos pequeños están entre los diez y siete mil y los veinti seis mil pesos, así que los precios se traslapan en algún punto, incluso llegando a ser más altos en las tapas. Para ensayar las tapas, probamos las txistorras crocantes en envoltura crocante. Cinco micro chorizos en una masa muy delicada de buen sabor, parecían unos mini tabacos apilados uno encima de otro. Se nota la influencia de la cocina española enseguida, tratando de mezclar ingredientes ibéricos con criollos en elaboraciones que generalmente son rellenas, si señores, hay una tendencia muy marcada, casi una obsesión a rellenar todo. Eso sí, se nota que hay bastante trabajo y elaboración detrás de cada receta lo cual justifica en parte los precios, los cuales definitivamente son elevados. Por ejemplo, el plato pequeño elegido eran tres ravioles rellenos con salsa de vodka y limón. Los sabores muy delicados, quizá faltó algo de contraste entre los rellenos. La salsa muy rica con su toque cremoso y ácido, el problema está en que si quisiera quedar satisfecho y almorzar bien, tendría que pedir tres platos del mismo lo cual haría que los ravioles costaran cincuenta y cinco mil pesos, lo cual es demasiado para unos ravioles rellenos de mazorca, morcilla y longaniza. La otra tapa fueron los pimientos rellenos de queso de cabra y chorizo español; el plato constaba de tres mini pimentones rojos de no más de cinco centímetros con su relleno muy equilibrado. De nuevo la porción es muy pequeña. Si usted va con mucha hambre, necesitará pedir dos tapas y un plato pequeño, o por lo menos dos platos pequeños, por lo cual recomiendo el sitio más para tomar y picar que como restaurante. Eso si, no puedo desconocer el esfuerzo que se ha puesto en crear una carta diferente y de sabores interesantes. La explicación del mesero también fué una buena sorpresa, ya que sabía perfectamente como estaba confeccionado cada plato y no dudaba en recomendar combinaciones y maridajes. El tema de tener la tienda de ropa a la entrada del local no me cuadra mucho, pues aunque tratan de ser novedosos y eclécticos se sale mucho del formato. La tienda gourmet, por el contrario si me parece acertada. Un detalle curioso fue la inclusión de una nevera casera en el corredor que conduce a las mesas, de donde creo que sacaban las bebidas frías, no se si trataron de hacer sentir a los clientes como si estuvieran en sus casas.
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