Sabor: 7
Servicio: 7
Ambiente: 8
Plato fuerte: 20 - 40 mil
Dirección: Calle 109 # 15 - 44
Debo aclarar que siempre he sido un fan de la cocina mexicana por su fuerza y personalidad, lo triste es que en Bogotá hay muy pocas opciones que de verdad encarnen la esencia de la cocina mexicana. Este es un nuevo intento por reivindicar los auténticos sabores. Ubicado donde antiguamente quedaba una sucursal de Mi Perú, La Santa Guadalupe es un local muy grande que ha sido adaptado con una decoración que encarna los colores vibrantes y alegres en sus sillas con tonos azules y rosados. Por su puesto, no odía faltar el símbolo del restaurante, La virgen plateada empotrada en una pared. Una lámpara de cristal transparente gigante de techo nos recibe en la entrada. La decoración en general está bien, aunque siento que le falta algo para ser más acogedora, a ratos es un poco fría. Queriendo posicionarse como un restaurante de nivel, La Santa cuenta con un maitre que está muy pendiente todo el tiempo. De igual forma los meseros muy amables y atentos, siempre con una sonrisa y muy bien entrenados. El día que fuimos, todavía tenían la carta provisional, la cual tiene pocos platos y está impresa en un papel muy simple y sin plastificar siquiera. Mi carta estaba sucia. me pareció una falla que no tuvieran carta de bebidas pues es importante informar al cliente de los precios. Elegimos unos tacos de cochinita pibil, otros con camarones y una carne tampiqueña. Probamos un margarita con gengibre. Estaba un poco dulce, pero por lo menos tenía una buena cantidad de tequila y su decoración con una lámina gigante de gengibre nos pareció interesante. El dulce se bajó con un poco de zumo de limón.
Los tacos eran un plato pequeño que se deducía por su precio. Sin embargo me los imaginaba más pequeños. Estos taquitos son para armar, asíq ue las tortillas de maíz blandas venían calientes aparte. La calidad de la tortilla muy buena y muy tierna. La carne mechada de cerdo de muy buen sabor. Todos los sabores estaban ahí sin ser extremadamente fuertes. También nos trajeron una variedad de pequeños acompañamientos como frijol refrito, guacamole, sour cream. Claro, no me podían faltar los ajíes, así que me trajeron uno preparado con chile habanero y otro con pasilla. Punto a favor.
La presentación de la carne tampiqueña era diferente a cualquiera que hubiera visto, ya que generalmente viene extendida la sábana de lomo con el queso encima derretido, muchas veces servida en plancha metálica. En este caso venía en plato de vajilla enrollada con un palillo y el queso frito en pedazos alrededor. El lomo estaba tierno y jugoso, rosado en su interior. Para terminar, nos recomendaron la torta de chocolate caliente con helado, la cual estaba bien pero no me sorprendió, el chocolate un poco muy dulce para mi gusto, mejor si fuera más amargo. Bueno, la sorpresa fue la cuenta con el precio del coctél ($25.000), yo se que ahora no es descabellado encontrar cocteles de estos precios pero deberían publicar el precio por información para el cliente.
Ok, creo que la santa tiene la esencia que estaba buscando. El mesero prometió que la nueva carta se estrenaba la próxima semana, así que habrá que volver para probar nuevos platos dentro de los que habrá por lo menos un mole.
Actualización 2017: Tres años sin ir desde su inauguración y debo decir que el nivel ha bajado considerablemente. Los platos, aunque siguen siendo bien presentados, se han quedado a media marcha en sus sabores. Los tres platos que probamos tenían algún pero, en el caso de la carne tampiqueña, el tamaño pequeño, la dureza de la carne y su sabor no convencieron. El rollo de pollo relleno con plátano maduro bañado en mole poblano, sabores muy aburridos, el arroz que acompañaba soso, el pollo jugoso pero sin sabor y el plátano no convenció, al igual que el mole sabía a chocolate amargo con clavos y canela, le faltaban el resto de complejidad de sabores que tiene un mole, este plato necesita un balanceo de sabores con toques ácidos. Los tacos eran de cerdo, pero brillaba por su ausencia. No nos dieron nada de cortesía mientras esperábamos por un largo rato los platos, lo cual está mal en un restaurante de este nivel de precios. Hay mejores como Cantina y punto, incluso la Taquería que me sorprendió positivamente.
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