lunes, 3 de septiembre de 2018

Seratta Gourmand market

Estilo: Fusión mediterranea colombiana
Sabor: 6
Ambiente: 9.5
Servicio: 9
Presentación: 8
Precios fuertes: $25.000 - $80.000
Dirección: Autopista Norte # 114 - 44

Este sitio parece uno de esos sitios ocultos en la ciudad que es todo un mundo paralelo cuando lo descubres. Es un sitio extravagante de por si, sea por sus más de 1000 m2 o por sus 14 ambientes que incluyen galería de arte con obras para la venta de Negret o su cava con 800 referencias de vino con precios de botella de hasta 8 millones de pesos. El arrea del salón comedor es muy agradable en cuanto a decoración. Como íbamos casi 10 personas, nos reservaron una mesa muy bonita que parecía un tronco tallado y lacado. Los meseros muy pendientes y formales nos pasaron la carta de bebidas y luego la de comida. Algo que no me daba buena espina era esa mezcla mediterráneo-colombiana pero más aun la cantidad de platos que ofrecen con ingredientes tan variados (demasiados) y como si fuera poco un menú degustación como de 8 pasos. Mi plato fue el Cerdo que quiso ser pato pero no logró ser ni lo uno ni lo otro. Para mí fue el peor plato de la mesa por varias razones: Un plato desbalanceado, demasiado cochinillo, son como 6 rollos que simulan ser el pato laqueado chino, lo cual me motivó a pedirlo. La verdad es que el cerdo tenía un sabor algo peculiar más no del todo agradable y aunque su carne no estaba seca, el borde exterior estaba rodeado por una generosa capa de piel del cerdo totalmente cauchuda. lo rico hubiera sido esa piel totalmente crocante. Aparte, la salsa era prácticamente inexistente a excepción de un ají de maní que carecía de poder y sabor; los vegetales que acompañaban tampoco aportaban buen sabor. El descreste era la hojuela de carantanta a manera de chicharrón de paquete, pero tampoco aportaba sabor. Si quieren un plato similar con una rica salsa de maní vean la foto de la reseña de Mesa Franca. tuve la oportunidad de probar otros platos, el risoni un plato demasiado grande para una persona, punto de la pasta, pasada de cocción. Los ñoquis de arracada, difícil encontrarle el sabor al tubérculo y chicoleos completamente. El arroz con tinta de calamar, pequeño para dos personas sabor ok pero nada memorable, una entrada con camarones y suero, estaba rica y suave quizá lo mejor de la mesa. El detalle de la piñata de chocolate para el cumpleañero es un bonito detalle, bastante creativo pero ya que está elaborado con un chocolate de baja calidad y muy dulce se hace difícil de comer. Cada plato trae un detalle de una técnica de cocina de vanguardia interesante, pero la ejecución de la esencia del plato se queda corta. Los panes de cortesía estuvieron ricos unos de tomate y otros con picante. Me parece que este sitio quiere ser demasiado pretencioso y abarcar demasiado basado en la ayuda que tuvo del Chef Trincado (estrella Michelin) que ya se debió devolver a España hace rato. También hay que ser cuidadoso con esas fusiones entre dos mundos que pueden ser delicadas. Los cocteles no los probamos, lucían muy creativos con ese toque vanguardista del amo y el factor sorpresa. Pero la comida que es por lo que supuestamente se destaca el sitio, me quedó a deber.


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